sábado, 26 de enero de 2008

…durante tres o cuatro mil años un dios es adorado y durante tres o cuatro mil años duerme. Solo el tiempo permanece siempre despierto.
Oyen a los antiguos agitarse en su sueño a punto de despertar, porque despunta el alba y los sacerdotes cacarean. Son los felices profetas: desgraciados son aquellos que oyen hablar a algún viejo dios mientras duerme y permanece sumergido todavía en su sueño, y profetizan y profetizan y el alba no llega.

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